La Federación del Transporte de Cargas reclamó obras inmediatas para evitar más siniestros viales y pidió utilizar el impuesto al combustible para reparaciones urgentes.
El colapso de la red vial argentina vuelve a estar en el centro de la escena tras un nuevo siniestro ocurrido en la Ruta Nacional 89, entre General Pinedo y Capdevila, donde un vecino de Coronel Du Graty volcó con su camioneta al intentar evitar un bache profundo. "Estoy vivo de milagro", dijo conmovido en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales. Su caso no es aislado: forma parte de una problemática generalizada que incluye rutas plagadas de cráteres, banquinas rotas y señalización ausente, y que, según advierten transportistas, ya configura una emergencia nacional.
Desde la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC), su presidente Cristian Sanz fue contundente: "Aunque hace tiempo venimos alertando sobre el mal estado de las rutas, la situación se ha vuelto verdaderamente crítica". La entidad, que agrupa a 42 cámaras del país, exige que se implementen medidas paliativas inmediatas mientras avanza la licitación de la Nueva Red Federal de Concesiones. “Ese tipo de procesos lleva tiempo, pero las rutas no pueden esperar", remarcó.
El reclamo se apoya en un diagnóstico preciso: FADEEAC relevó más de 22.000 km de rutas con geolocalización, fotos y videos, y entregó esa documentación al Estado sin obtener respuestas efectivas. Además, propuso que los trabajos de mantenimiento se financien con parte de lo recaudado por el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL), cuya recaudación anual supera los 850.000 millones de pesos y que, por ley, debería destinarse al fideicomiso SISVIAL para financiar obras viales. "El transporte es el principal aportante de ese impuesto, pero no vemos reflejada la inversión", advirtió Sanz.
Mientras tanto, los siniestros se multiplican. A metros del peaje entre Chaco y Corrientes, por Ruta Nacional 16, los cráteres se cuentan por decenas. "Lo que vemos acá es apenas una muestra. Más adentro, el panorama es aún peor", describió una periodista de N9 durante un móvil en vivo, rodeada de baches. Conductores resignados afirman conocer de memoria cada pozo: los esquivan como pueden, muchas veces invadiendo banquinas igualmente dañadas. El riesgo es constante, más aún de noche. "Uno puede manejar con precaución, pero si el asfalto desaparece, no hay reflejo que alcance", señaló un chofer.
En ese contexto, FADEEAC volvió a pedir al Gobierno nacional que convoque a mesas de trabajo con el sector privado para coordinar soluciones. "La infraestructura vial, junto con la profesionalización de la actividad, es clave para la seguridad. Necesitamos actuar antes de seguir lamentando más muertes", insistió Sanz. También apuntó que el deterioro de los caminos atenta contra el crecimiento económico, al afectar la competitividad del transporte y elevar los costos logísticos de todo el país.
La situación descrita en el Chaco se repite en múltiples puntos del país, y revela una desinversión prolongada en infraestructura esencial. Mientras la gente paga peajes, impuestos y multas, la red vial sigue colapsando sin un plan de mantenimiento a corto plazo. El hartazgo es evidente, y los testimonios, como el del vecino que volcó y sobrevivió, reflejan una demanda que ya no admite dilaciones: que las rutas dejen de ser trampas mortales y vuelvan a ser caminos seguros.
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