26 jul 2025

FALLECIÓ OSCAR "EL TORO" FERNANDEZ



El famoso coleccionista argentino de autos falleció ayer a los 52 años. La enfermedad y el garage exótico del "ToroFz".

Oscar "El Toro" Fernández falleció ayer a los 52 años. El coleccionista argentino de autos exóticos, también conocido como ToroFZ, murió víctima de la leucemia: una enfermedad que le habían diagnosticado hace casi una década y que lo llevó a vivir y disfrutar a fondo de su pasión por los autos deportivos más caros y potentes.
ToroFZ había nacido en 1973 en Corzuela (Chaco) y era integrante de una familia con negocios madereros, ganaderos y agrícolas en esa provincia. Además, Fernández tenía inversiones en una empresa de lógistica internacional.
En 2019, durante una entrevista con Motor1, habló de su pasión por los autos: "Recuerdo que en mi casa teníamos un Torino ZX. Ese auto sigue siendo mi favorito, por todos los recuerdos que me trae. Mi papá tuvo ese último Torino que se fabricó y, de ahí en más, tuvo todas las coupés Renault Fuego, en sus diferentes versiones, desde 1982 en adelante. El primer auto que me compré con mi plata fue un Renault 12 modelo ’79. Lo compré a los 21 años. Ya era un auto viejo en ese entonces".
A comienzos de los años 2000, comenzó a comprar autos deportivos y a correr de manera amateur: "En 2008 me compré mi primer Porsche: Cayman S. Con ese auto gané la Copa Porsche de mi categoría y también gané la general, porque sumé la mayor puntuación en su momento".
Para el año 2016, su colección de autos deportivos era la más famosa del barrio porteño de Puerto Madero. En aquellos tiempos comenzaban a aparecer el fenómeno de los Carspotters: chicos fierreros que salían a la caza de fotos y videos de autos para cosechar likes en sus cuentas de Instagram. El TorFZ era la "figurita" más fácil de conseguir: dedicaba horas a prestar sus autos para someterlos a largas sesiones de imágenes.
Por aquella época le diagnosticaron leucemia y decidió acelerar a fondo: "Le voy a enseñar a la vida como se vive". Comenzó a comprar ejemplares exóticos de Porsche, Ferrari, McLaren, Lamborghini y Bugatti. Cuando algún desconocido le preguntaba a qué se dedicaba, el Toro siempre respondía, mitad en broma y mitad en serio: "Vendo pallets, hermanito".
Una vez contó una anécdota de su infancia, que lo definía por completo: "Yo no quería ir más a la escuela mi papá me dijo: “Ahh, ¿así que no querés estudiar? Vení, vas a trabajar y vas a ver que vas a querer ir nuevamente a la escuela. Me mandó a acarrear tablas en el aserradero, pero me dijo 'Quedate tranquilo, que te voy a pagar como a uno más'. Y así fue, con mi primera platita me compré unos autitos marca Galgo, que eran como los HotWheels de hoy. Pasaron los años y la pasión por los autos nunca se aplacó. Hoy, cuando me gusta mucho un auto, me lo regalo también. Pero ahora en tamaño real".
Durante la cuarentena del Covid-19, Oscar Fernández se radicó en Punta del Este (Uruguay). A esa ciudad comenzó a llevar, de a poco, todos los autos de su colección que tenía en Buenos Aires y Miami (Estados Unidos): McLaren Senna, Ferrari 458 Speciale, Ferrari 488 Pista, Porsche 911 991 GT2 RS y su favorito entre todos: el Porsche 911 997 GT3 RS (en color azul, con franjas rojas).
También tenía ejemplares exóticos como un Mercedes-AMG G 63 4x4 Squared, Lamborghini Revuelto, Ferrari SF90 Spider y Tesla Cybertruck. De todos ellos, el auto más costoso y caro lo llevó a Uruguay el verano pasado: una Bugatti Chiron "110 Ans", que antes había pertenecido al cantante portorriqueño Bad Bunny. Es una serie limitada de la Chiron con 1.500 caballos de potencia y 420 km/h de velocidad máxima, de la cual se fabricaron sólo 20 ejemplares, para celebrar los 110 años de historia de Bugatti.
Sin embargo, al poco tiempo Fernández se desprendió de ese auto. Entre todas las marcas, siempre confesó su fanatismo por Porsche: "El mejor auto que tuve fue un Porsche Carrera GT de 2005. Fue el mejor porque tenía motor aspirado, caja manual y no tenía ninguna ayuda electrónica. Era un auto muy agresivo. Tuve autos más potentes, pero ninguno fue mejor que ese. También tuve un 918 Spyder, pero era una basura al lado del Carrera GT. Lo vendí porque era un auto muy complicado de mantener. Prefiero disfrutar mis autos cada vez que puedo, pero hablo del Carrera GT y me vuelvo loco. Para mí, Porsche es mejor que Ferrari. Con un Porsche voy al autódromo y confío ciegamente en el auto. Son deportivos perfectos. Las Ferrari, en cambio, son perfectas para invitar a una señorita a cenar".
El verano pasado, con su enfermedad ya avanzada, ToroFZ dejó un último mensaje en sus redes sociales, que desde entonces no volvió a actualizar: "Vengo de un año de muchos cambios, los cuales tuve que afrontar con mente fuerte y positiva y mirando a futuro como si no hubiera un final. Como me dijo una gran amiga: 'Hay que vivir, no sobrevivir' y yo lo intento todos los días de mi vida. Ojalá Diosito me siga sorprendiendo como siempre lo hace. Gracias a la vida y a mi padre, que me ha educado y enseñado los valores, que ha sido y sigue siendo mi ídolo y que si no hubiera sido por las cosas duras, pero necesarias que me hizo pasar, yo no estaría en la situación en la que me encuentro hoy, no solo en lo económico, sino también en lo mental, porque hoy me puede pasar cualquier cosa, pero sé que con su enseñanza voy a salir adelante nuevamente".

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